renuncio a ser artista de verdad
renuncio a pensar en lo quiero decirte
renuncio a cargar con ese título 
renuncio a querer ser artista de grande
renuncio a querer tener exposiciones individuales
renuncio por completo a completar un formulario más para una convocatoria 
renuncio a la palabra convocatoria 
renuncio a pensar en mi camino de artista como una carrera profesional
renuncio a escribir justificaciones sobre mi hacer
renuncio a verme explicando lo qué hago
todavía ni sé como contarlo
renuncio a escribir biografías atractivas sobre mi vida
renuncio a ver cuentas de instagram de galerías, fundaciones y museos aburridos
renuncio a ir a salas congeladas con luz de heladera y cosas raras
renuncio a pensar mi trabajo como objeto de mercancía 
renuncio a pensar si algún día alguien va a comprar mi arte
renuncio a buscar forzadamente 
renuncio a exigirme ser productiva
renuncio a la búsqueda de la creatividad
renuncio a las estrategias para producir
renuncio a las clínicas, a los grupos de auto-ayuda, a los talleres de pintura, de cerámica, de programación, de curaduría.

​

quiero abandonar la racionalidad
no quiero querer ser sensible
no quiero reflexión 
no sé qué quiero decirte

​

renuncio tanto que me voy a sacar la etiqueta de instagram que dice “artista”.

​

esta renuncia anuncia
que este mensaje 
no es
una obra de arte.